Una vuelta por Buenos Aires
Betina Daniela Sor exhibe una decena de esculturas realizadas mediante procedimientos mixtos en el espacio que la Fundación Klemm dedica a las nuevas generaciones. Esos trabajos pertenecen a una serie que comenzó en los añios noventa. “Una vuelta por Buenos Aires” denomina irónicamente al conjunto, que enfoca con un impresionante sentido de la realidad escenas de la vida diaria despojadas de toda espectacularidad: una boliviana que vende frotas. Una mujer con ruleros que empuja un changuito, dos ancianas que cumplen con la paquetería de llevar sus carteras pese a todo, mientras caminan tomadas del brazo casi mecánicamente .
En general, las escenas transcurren en la calle; no se priva, sin embargo, de mostrar acciones menos públicas, como las que ejercita un hombre que lee el diario sentado en un retrete.
Con cierta frialdad, con aparente distanciamiento (en realidad, su objetivo es acortar las distancias), encarna los aspectos más duros, y hasta más evidentes, de lo circundante. No presenta hechos heroicos ni actitudes retóricas; tampoco encara la vida de las celebridades: sus seres son los que vemos en la más distraída cotidianidad, a menudo, envueltos por el desamparo y el desinterés.
Sor exalta los alejamientos de la sociedad para generar una opinión y atraer la atención sobre lo humano. No es inocente. Compromete lo social de manera más intelectual que afectiva. En cierto sentido, sus figuras son tan testimoniales como las ceras de madame Tussaud sólo que en vez de mostrar aquello que los demás quieren ver, muestran lo contrario. Precisamente por eso, provocan una actitud cognoscitiva y crítica que induce a reflexionar.