Lágrimas de pus rasgan las calladas córneas,
tiembla el fuego de Dvorak
y tu mano me busca.
Se estampa el pasado en las notas
de una fría noche estrellada.
Tu inquieta mano aviva los roces de cuerpos
crepitando llamas.
Se estrella el deseo no consumado,
se expande por el aire,
se desmenuza y desaparece
roto,
cómo cáscara de huevo;
y sé, que únicamente la sinfonía
te acopla a mis recuerdos…
Hoy me sangra la faringe,
la piel se escama reseca
e intuyo que el corazón
late menos que ayer
15 de abril 1992
Para nuestro recuerdo no compartido